ORÁCULO DEL COCO


La consulta con cocos, también llamada Obi Abón, es uno de los métodos más antiguos y directos de comunicación con los orishas.
Es realizada por un santero consagrado, utilizando cuatro pedazos de coco bendecidos sobre una estera o superficie limpia.

Cada lanzamiento revela un mensaje claro y rápido, ideal para confirmar situaciones, responder preguntas concretas o saber si un ritual fue aceptado por los orishas.

Durante la lectura se observan cuántos pedazos caen con la parte blanca (abierta) o la parte negra (cerrada).
Sus combinaciones principales son:


  • Alafia: 4 partes blancas → respuesta afirmativa, bendición plena.
  • Eyeifé: 2 blancas y 2 negras → equilibrio, camino abierto pero con precaución.
  • Itawá: 3 blancas y 1 negra → sí con condiciones; requiere limpieza o refuerzo.
  • Okana Sodde: 3 negras y 1 blanca → advertencia, energía negativa presente.
  • Meyekún: 4 partes negras → respuesta negativa, peligro o bloqueo espiritual.

El Obi Abón es una herramienta espiritual de respeto, usada siempre con fe, concentración y propósito.
No se consulta por curiosidad, sino para obtener claridad y guía en decisiones importantes.


Nace el Oshe Bile


En el ordun de Ifa oshe bile nace el oráculo del coco cuanta la historia nos cuenta que había un babalawo llamado Biague tenía en su casa muchos niños discípulos a los cuales él enseñaba pero su verdadero hijo era Adiatoto que convivía con ellos y que había enseñado solo a él la forma de tirar los cocos. Una vez que el padre murió le robaron todas las cosas que le pertenecían al hijo, incluido los terrenos.

Adivinación con cocos


Su hijo pasó hambre y miseria pero los demás discípulos vivían bien, hasta que un bien día un Rey de esa tierra quiso averiguar a quien pertenecían esas tierras, pero todo el mundo decía que era el dueño. Entonces el rey publicó en la plaza del pueblo que quien tuviera pruebas de que esas tierras eran suyas que lo demostrase.

Adiatoto se presentó y cuando le pidieron si tenía pruebas el dijo que sí, tirando los cocos como le había enseñado su padre y que si caían todos boca arriba (dando la letra Alafia) y así fue cuando los arrojó se cumplió entregándole el Rey los terrenos de su padre.